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lunes, 11 de octubre de 2010

Creatividad Hermética vs Creatividad Infinitamente Interminable

Hasta el día de hoy, hemos hablado de una Creatividad hermética, tipo ‘herramienta’, ‘instrumento’, una Creatividad ‘procedural’ y externa. Productora de obras/creaciones ajenas a un supuesto ‘creador’ como algo totalmente escindido.
Un ‘dos’ que en un acto dialéctico se imbrican buscando la reconquista de la ‘Unidad’ perdida en el origen.
Creatividad mental, don de figuras inalcanzables que sin decirnos el porqué han sido seleccionados y a quienes se ha querido beneficiar. Y hemos comprado esa versión por muchos años, ad-mirando a aquellos que tocados por la magia, han producido obras mágicas.
Creatividad social e incre-mental que se expande como las aguas de una inundación sin posibilidad de elegir que tierras fertilizar, sino que tierras lavar y esterilizar, una Creatividad de todos, pero que solo se manifestará en los muy pocos bendecidos por las condiciones de bienestar que una sociedad mezquina reparte desigualitariamente.
Creatividad que contrariamente al Universo, elige las áreas y campos en los cuales se va a esparcir, produciendo una elite de artistas, científicos, niños y locos privilegiados por el reconocimiento de una sociedad ávida de consumir productos de la cultura, repletos de valores de alta apreciación; continuando la estricta separación de sujeto y objeto, de parte y todo, de Uno y múltiples; brecha que ´se dice’ producto de la primera separación.
En definitiva, Creatividad ‘cualidad’, ‘aptitud’ que sin reparos ha profundizado la separación de todo aquello que existe, como si fuera posible distinguir –más allá del nivel analítico-, o más allá de las limitaciones de nuestros sentidos-, una estructura homogénea indiferenciada. Incapacidad de percibir, desde una distancia mayor a la de lo inmediato, sin darnos cuenta que no somos el patrón oro de la percepción, aunque podamos creernos que somos la ‘medida’ de la ‘supuesta realidad’.
Esta Creatividad que venimos distinguiendo, como existente fuera de nuestro imaginario, no se parece en nada a la ‘Creatividad Infinitamente Interminable’ que proviene de lo más lejano que nuestra mente pueda concebir; si es que ese ‘tan lejano’ tuviera una existencia independiente aún de nosotros mismos, y si nosotros mismos fuéramos una entidad existente como ‘ente’.
Creatividad como a-forma/modo de vida, diferenciable tan sólo en nuestra idea de separación como sujeto independiente y totalmente ajena a ‘vos’, al ‘otro’, como entidades diferenciadas, con superficies aisladas de toda relación y contacto. Superficies que como burbujas derivan hacia la inevitable explosión que nos llevaría de ‘aquí’ a ‘allá’.
Una Creatividad vivencial, en la cual los astros más lejanos me condicionan cuando yo los condiciono, me hacen ‘ser’ como soy aunque no sé cómo ni por qué soy, más que en la ilusión de una independencia imaginada. Libertad ficticia de una libertad sartriana, donde siempre me elijo, expulsando a todas las demás posibilidades, y me condeno libre.
Creatividad que es presencia (pre-esencia), de un estar presente en el presente, como única potencialidad de mi existencia, festejada y compartida conjuntamente con toda la existencia que nunca se presenta como con-formada con la arbitraria separación en trozos.
Existencia que no podemos derivar de una causa en el origen, porque el origen y el destino conviven como lo hacen ‘el comienzo y el fin’ que se reinventan en su supuesta separación y constitución. Comienzo y fin que no se pueden sostener fuera de la concepción de un comienzo que implica a un fin, o de un fin que implica a un comienzo, porque en su misma diferenciación nos perdemos toda la riqueza del ‘instante ahora’, arrastrándose por un supuesto tiempo que transcurre.
Creatividad Infinitamente Interminable, que sin causa ni efecto, es la causa y el efecto –si es que la concepción de una causa y un efecto- pudiera ser cierta fuera de una mente que no puede pensar sin inventar opuestos, dualidades que sólo satisfacen la imposible ambición de comprensión de ‘una realidad’ que se resiste a existir fuera del ámbito de las palabras.
De esta forma nuestro pensar está totalmente ligado a la discreción y secuencialidad del funcionamiento del Hemisferio Izquierdo de nuestro cerebro, que es consecuencia de su misma forma de pensamiento discreto, según el cual, para que haya izquierdo debe haber derecho, como si fueran referencias absolutas en un mundo orientado previamente.
Hay una Creatividad Infinitamente Interminable, que es todo. Que no nació, ni se manifiesta en ‘un tiempo’, sino que sucede, acontece y se sostiene ‘presente’, como el presente que no va ni viene, sino que se mantiene en la eternidad del suceder presente. Un devenir que no tiene un origen ni una causa, y cuyo efecto es anterior a su suceder. Un devenir que deviene devenir deviniendo. Un suceder que sucede suceder sucediendo. Implicancias de un gerundio que se antepone al infinitivo y que marca la presencia; ignorancia de una esencia como constituida, porque será lo que siempre fue, o mejor dicho: “que no fue, ni será”, esencia que no se puede cantar ni celebrar, porque sería palabra, secuencial y discreta, manifestación esclerotizada producto de nuestra mente discrecionalmente discreta.

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