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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ponencia “I Congreso Metropolitano de Formación Docente”

Buenos Aires, 26 de noviembre 2008 – Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A.


 

"La Creatividad Como Motor De Futuro En La Formación Docente"


 

Abstract

En los nuevos contextos, de cambios acelerados e innovación continua, tanto los docentes como los alumnos están destinados a devenir trogloditas culturales, si no están en condiciones de mantener su mente abierta y ejercer su flexibilidad de pensamiento.

En este camino, es necesario que los docentes incorporen entre sus recursos: conocimientos, habilidades y actitudes relacionadas con la Creatividad.

En este sentido, las nuevas generaciones de alumnos presentan desafíos aún no pensados, y los docentes tienen que poder reaccionar con habilidades todavía desconocidas. Los tiempos de reacción y adecuación a las nuevas necesidades y requerimientos deben ser inmediatos.

La rápida evolución y difusión de las nuevas tecnologías, añade más desafíos aún a la formación docente, ya que sólo un docente con una amplia posibilidad de crecimiento puede acompañar la innovación continua.

Los docentes y alumnos como poseedores de un conocimiento que los habilita para perpetuar y reproducir lo existente, o como poseedores de las reglas que los habilitan para producir lo nuevo?

La Creatividad se configura como el elemento rector del proceso de enseñanza-aprendizaje.

La Creatividad, se puede enseñar y aprender? O es una forma de vida, que implica un tipo de pensamiento y acción, posibilitador de lo nuevo?

Durante la ponencia se desarrollarán estos conceptos, e ideas sobre cómo trasladarlos al proceso de la formación de los docentes.


 

Desarrollo

En muchos países del mundo, entender, comprender, interpretar, estimular, evaluar y perfeccionar las habilidades del pensamiento creativo se ha convertido en una parte importante de la tarea de los educadores, a fin de conseguir un estilo más humano de educación en la que todos tengan mejor oportunidad de expandir sus potencialidades.

Es de vital importancia que el talento creativo sea identificado, incrementado y utilizado.

La educación generalmente estudia el pasado; pero el interés por el pasado, a menos que lo utilicemos adecuadamente, se opone casi directamente al pensamiento creativo. Hemos hecho del futuro algo demasiado misterioso, y no nos hemos percatado que las ideas han creado el mundo y que ellas, puestas en prácticas, son el futuro.

El futuro lo estamos haciendo a cada instante.

El hombre está partido por naturaleza en dos vertientes: hacia la seguridad y hacia la aventura. (Dadamia pág. 22)

La creatividad no es una ocupación para el ocio, una manera de escapar de las perentorias exigencias del mundo exterior. Lejos de tener un carácter utilitario, profesional, personal y de espectáculo público, que la sociedad actual en ocasiones le asigna, debe de ser el modo normal y saludable de vivir del hombre; es la única posibilidad que tenemos de concebir, comprender y expresar el movimiento vital, el devenir del crecimiento, la vida de las emociones y, en última instancia, todo el sentido directo de la vida humana.

Es incuestionable la necesidad de capacitar a los niños y a los jóvenes y de ejercitarlos en destrezas, habilidades y actitudes que les permitan afrontar con éxito y sin traumas los cambios a los que deberán enfrentarse.

Una educación creativa, activa, prospectiva, servirá para esta finalidad; hará que el niño esté en mejores condiciones, ya que habrá 'encarnado' la exploración de nuevas posibilidades, la apertura de nuevas rutas, la flexibilidad de su pensamiento, la originalidad, la búsqueda constante y permanente.

De acuerdo con la concepción más extendida, el maestro, el profesor, el docente es un adulto que sabe aquello que es bueno para el alumno, que hará todo lo que esté a su alcance para que se conforme con un modelo preestablecido.

Una serie de principios orientan la creatividad en un ambiente educativo, entre ellos, la libertad psicológica, la libertad simbólica y la libertad de expresión espontánea.

Los cuerpos profesionales de la docencia han puesto de manifiesto, como crónico, el llamado por McLuhan 'síndrome del retrovisor'. Han prestado continuamente especial atención al punto de partida, en vez de tener en cuenta el punto de destino.


 

• Es necesario lograr en el alumno un aprendizaje auto inducido. Los alumnos deben ser en sí mismos activos, encontrar problemas, experimentar y plantear hipótesis.

• La actitud autoritaria constituye un obstáculo para la creatividad, por lo cual el docente que desee favorecer la creatividad de sus alumnos tiene que practicar un estilo socialmente integrativo.

• La práctica creativa ha de ser menos específica y más general. En toda acción creativa hay una transferencia. Una información aprendida se relaciona con otra o se le da una forma nueva.

• El docente creativo posterga el juicio. Si se anuncian los resultados o las soluciones, se bloquean los esfuerzos de indagación. Hay que otorgar suficiente tiempo a los alumnos y permitir que se equivoquen.

• El docente creativo debe permitir la flexibilidad intelectual del alumno.

• El docente debe estimular al alumno a autoevaluar sus adelantos individuales y su rendimiento.

• El alumno debe estar sensibilizado a los sentimientos y estados de ánimo de otras personas, a impresiones ópticas y acústicas, a problemas sociales, personales y escolares. El docente ha de colaborar con el alumno en su ser sensible.

• El docente debe tomar seriamente todas las preguntas de los niños y recibirlas con atención. Las preguntas hechas por el maestro no deben requerir tan sólo la reproducción de respuestas tomadas de los libros. Son tan importantes las preguntas formuladas por el maestro, como las del alumno.

• El docente creativo brinda a los alumnos la oportunidad de manejar materiales, herramientas, conceptos, ideas y estructuras. El trato activo de las cosas fomenta lo creativo ayudando al niño y al joven a comprender los procesos en desarrollo.

• Los niños deben aprender a aceptar fracasos y reveses. El docente tiene la misión de favorecer en sus alumnos el aprendizaje de la tolerancia a la frustración. Los esfuerzos creativos suelen surgir de condiciones inseguras, de circunstancias difíciles.

• El docente creativo lleva a los alumnos a percibir una estructura total y no a examinar tan sólo las partes integrantes aisladamente. Debe presentar los temas didácticos en su interrelación.

• El docente tiene que impulsar la actividad de los alumnos más que dirigirla.


 

En la sociedad del futuro los cambios que se produzcan cada diez años serán posiblemente equivalentes a cien años de los pasados y todavía parecerán progresar lentamente: ante este panorama, una persona difícilmente puede prever qué conocimientos se necesitarán dominar dentro de cinco o diez años para encontrar solución a los problemas que la realidad plantee; sin embargo, sí se pueden desarrollar aptitudes y habilidades que ayude a encontrar soluciones creativas. Ortega y Gasset destacaba que "No es lo más urgente educar para la vida ya hecha, sino para la vida creadora".

R. M. Olton y R. S. Crutchield (1969) indican: "A los alumnos de hoy debemos prepararlos para un mundo en que su capacidad para funcionar no va a depender de su dominio de los hechos y principios que actualmente se les enseñan en la Escuela, sino de su habilidad para manejarse con hechos nuevos y principios que todavía ni siquiera han sido imaginados."


 

El aprendizaje es el proceso por el que el hombre se prepara para hacer frente a nuevas situaciones. (Rodriguez pág. 35)

Por tanto, la civilización moderna estimula, a la vez que limita, el crecimiento potencial de la persona (Tejada, 1989). La superación de esta paradoja pasaría por romper con muchos prejuicios (el prejuicio de la creatividad como extravagancia, el prejuicio de la creatividad como privilegio, el prejuicio de la creatividad como caos, desorden, crisis, inseguridad) que nos impiden acercamos humana y socialmente a la creatividad.

Y es que, en el fondo de esta aparente paradoja sobre la concepción social de la creatividad, lo que existe es una tendencia a la instrumentalización, degradación y, por qué no decirlo, una prostitución del hecho creativo. Así, la creatividad se establece como un valor cosmético, epidérmico, instituyéndose más que en una energía liberadora, en un nuevo mecanismo de control y adaptación pasiva a la sociedad. De este modo, la creatividad se reconvierte en no creación, anti creación, o en el mejor de los casos, en pseudo creación. (Rodriguez pág. 41)

De este modo, si algo ha caracterizado al hombre y a la mujer, desde sus orígenes y en todas las culturas ha sido su inconformismo por lo reproductivo; inconformismo que les ha impulsado a trascender de sus necesidades más básicas, para proyectarse hacia la transformación e inventiva como medio de consecución de su autorrealización personal y social. Por tanto, la dimensión creativa se ha constituido en energía dinamizadora de la historia.

Lo que intentamos está en la línea de considerar que para vivir se precisa de una actitud creativa o, dicho de otra forma, que la vida es una obra que cada día se está elaborando o creando, al igual que una escultura, un lienzo o una sinfonía.


 

El hombre es un ser que crea.

No es lo mismo aprender contenidos culturales que aprender a generarlos, a vivir con la máxima autorrealización.

La creatividad no es un hecho más de conocimiento; forma parte de la vida, de nuestro quehacer cotidiano, de la actividad profesional de cada uno (Saturnino de la Torre).

Es el momento de ver a la creatividad como un bien social, como un valor que la sociedad debe estimar, fomentar y difundir.

Va a ser la capacidad creativa y reflexiva del hombre sobre sí y sobre las cosas la que va a posibilitar el conocimiento primero y la transformación después.

Un docente debiera tener como meta prioritaria en su visión educativa, que enseñar es formar personas capaces de aportar algo personal al grupo humano en el que convivan.


 

Creatividad en la formación del profesorado. Todo cambio que se promueva en educación debe ser asumido por el profesorado. No hacerlo así es jugar con las palabras sin que éstas lleguen a cambiar la realidad. Si queremos que la creatividad pase a formar parte de la educación, se ha de formar en ella primero a los profesores, atendiendo a la triple dimensión de conocimientos, habilidades y actitudes. Sólo cuando el profesor toma conciencia del valor de la creatividad respecto a la formación, podemos pensar en su traslación a nivel curricular.

Una acción concreta en esta línea, consistirá en la inclusión de contenidos creativos (conceptos, procesos, técnicas, evaluación, etc.) en los planes de formación inicial de maestros, pedagogos, psicólogos, orientadores, administradores de la educación, etc.


 

Maestro es el que forja voluntades de triunfadores y optimismo de lograr la cumbre a pesar de las adversidades.

Maestro es quien enseña con su ejemplo, señalando la ruta a seguir para lograr la plena realización.


 

El docente creativo debe cuestionar permanentemente su relación con los alumnos. Una interesante técnica es formularse a sí mismo las preguntas que refiere Carl Rogers en una célebre conferencia titulada: "Preguntas que me haría a mí mismo si fuera maestro":

a) ¿Soy capaz de ingresar en el mundo interno de una persona que crece y aprende?, ¿de observar y apreciar este mundo sin juzgarlo?

b) ¿Puedo permitirme ser una persona auténtica con estos jóvenes y asumir el riesgo de mantener con ellos una relación abierta y expresiva, en la cual ambas partes podamos aprender?

c) ¿Puedo descubrir los intereses de cada individuo y permitir que ellos los sigan hasta donde puedan llegar?

d) ¿Puedo ayudar a que los estudiantes mantengan una de sus posesiones más valiosas, que es su amplia y persistente curiosidad acerca de sí mismos y del mundo que los rodea?

e) ¿Puedo ser creativo al ponerlos en contacto con la gente, las experiencias, los libros y recursos de todo tipo, que estimulen su curiosidad y nutran sus intereses?

f) ¿Puedo aceptar y fomentar los pensamientos raros o insólitos y los impulsos y expresiones absurdas, tomándolos como exploradores del aprendizaje y como intentos de actividad creativa? ¿Puedo aceptar las personalidades diferentes y originales que produce"" estos pensamientos creativos?

g) ¿Puedo ayudar a los alumnos a que sean de una sola pieza (integrados), permitiendo y aceptando la interpretación de sentimientos con ideas y de ideas con sentimientos?


 

La complejidad y la incertidumbre son los rasgos principales de la realidad actual.

En el mundo futuro la competitividad y la lucha por los mercados mundiales se decidirán en términos de recursos humanos, por lo cual la educación tiene un papel central.

La educación es percibida ahora como un factor estratégico en la vida de las naciones.

Lograr el paso de los alumnos hacia una condición de sujetos de su aprendizaje, más que de meros receptores de información.

En esta labor aparece con fuerza un criterio de valoración de la creatividad del maestro que revela al mismo como un agente transformador del conjunto de técnicas y métodos con los cuales debe laborar, es decir, el "creador" de nuevas herramientas necesarias para su labor y de las innovaciones necesarias, de acuerdo con sus condiciones laborales.


 

La educación creativa no tiene como objetivo hacer de cada niño un artista, sino un individuo que a través de las actividades creadoras tenga oportunidad de desarrollar con más autenticidad sus aptitudes. La aptitud creadora es inherente al proceso educativo, pues conduce al individuo no sólo a realizar nuevas asociaciones para integrar objetivos en un todo creador, sino también a saber manipularlos de manera creativa activando su mente y desarrollando sus potencialidades. (Borthwick pág. 27)

El hombre se realiza en y por su creación. Sus facultades creadoras se encuentran a un mismo tiempo entre las más susceptibles de ser cultivadas, las más capaces de desarrollo y adelanto, y las más vulnerables, las más susceptibles de retraso y estancamiento.

Enseñar no es informar y aprender no es repetir.


 

Si es cierto que vivimos en un mundo en cambio universal y acelerado, la capacidad de anticipar innovaciones valiosas y crear las condiciones para su aparición son ya, o pronto van a serlo, actividades requeridas normalmente. Y la educación no podrá soslayar esta demanda ante la nueva frontera que se avecina. Colaborar con soluciones inéditas no a a ser un lujo circunscripto a figuras señeras, sino una exigencia casi cotidiana. (Marín Ibañez pág. 4)

La educación contempla la realidad desde el ángulo operativo. Le preocupa más que trazar finos diagnósticos, suscitar habilidades y actitudes humanamente valiosas. En definitiva, lo que nos importa es que el hombre sea más creativo y que nosotros sepamos establecer las condiciones oportunas para lograr esta meta.


 

Los educadores a lo largo del mundo están sembrando un vasto corpus de recursos educativos en la Internet, abierto y libre para que todos lo usen. Estos educadores están creando un mundo donde cada persona en el planeta pueda acceder y contribuir a la suma del conocimiento humano. También plantan las semillas de una nueva pedagogía en donde los educadores y los estudiantes crean, dan forma y desarrollan juntos el conocimiento, profundizando en sus habilidades y entendimiento en el proceso. (Declaración de Ciudad del Cabo)

Sin embargo, la educación abierta no está limitada a sólo recursos educativos abiertos. También se basa en tecnologías abiertas que facilitan un aprendizaje colaborativo, flexible y en el compartir prácticas de enseñanza que faculten a los educadores a beneficiarse de las mejores ideas de sus colegas. (Declaración de Ciudad del Cabo)


 

Si la creatividad ha de tener un espacio en el proceso formativo del aula, quienes ejercen el liderazgo deberán otorgar el tiempo necesario para que los docentes seleccionen e implementen experiencias educativas problematizadoras, provocadoras, motivadoras, que desafíen a los alumnos hacia un nuevo tipo de relaciones.

Los ambientes creativos serán instancias fundamentales para la expresión sin temores, dudas o miedos del potencial creativo. El profesor es el mediador entre el estudiante y su mundo, le ayuda a estructurar sus percepciones en síntesis significativas. Los jóvenes están abiertos a todas las posibilidades, a todos los desarrollos y a todas las sorpresas. Por tanto, las actividades en el aula tienen que moverse sobre la línea de innovar y deben inspirarse en la creatividad.

Las universidades deberán promover políticas y estrategias que permitan potenciar una cultura orientada hacia el cambio dentro de la organización, creando o fortaleciendo organismos que movilicen las iniciativas internas, articulen proyectos a mediano y largo plazo, apoyen la capacitación, las acciones innovadoras.

Requerimos más que nunca de un profesional creativo, generador de conocimiento, que constantemente ponga a prueba las teorías y principios de intervención, adaptador del currículum a las características de sus estudiantes, provocador de procesos en el aula, que alimente la discusión, el debate, que establezca relaciones positivas, capaz de trabajar en forma cooperativa y colaborativa, capaz de evaluar atenta y enriquecedoramente el trabajo, facilitar la búsqueda y construir con sus alumnos el conocimiento, que tome en cuenta los múltiples y diversos elementos que intervienen en el proceso educativo, aplicando un enfoque flexible, integrado, interdisciplinario y crítico en su intervención en el aula.

Es interesante resaltar que en una serie de documentos y recomendaciones de organismos internacionales, al analizar los cambios y nuevas demandas de desempeño profesional, la mirada hacia los perfiles profesionales del futuro, enfatizan dos elementos prioritarios: la familiaridad con las nuevas tecnologías, y por otro lado la capacidad de pensar y aprender de forma creativa, crítica e independiente. Otros rasgos destacan que el aprendizaje está situado en un contexto; que el conocimiento surge del hacer; la comprensión se construye socialmente y que el aprendizaje es fundamentalmente social y colaborativo.


 

El siglo XXI ha irrumpido en nuestra sociedad y en nuestras vidas como algo más que la secuencia de un año a otro. Ha llegado como un símbolo de cambio y telecomunicaciones, pero al tiempo dejando espacio a un concepto que ha estado relegado durante siglos de la ciencia y de la educación. Me refiero a la dimensión emocional del ser humano. Paradójicamente, el desarrollo de las nuevas tecnologías, del avance científico, en la era de las telecomunicaciones se eleva la demanda de valores personales, espirituales y emocionales. Y es que lo sustantivo del ser humano proviene de dentro, de su mundo interior. Lo demás son conquistas de progreso y civilización que en modo alguno niegan la preeminencia del ser humano como ser libre, creativo, en comunicación permanente con su entorno.

Es más, el desarrollo tecnológico, de las telecomunicaciones, del avance científico y progreso social ha sido posible por ese potencial humano que hemos dado en llamar "creatividad". Sin esa capacidad y entusiasmo por ir hacia adelante, por buscar caminos nuevos, seguiríamos en las cavernas.

Hoy no podemos seguir hablando de enseñanza en ningún nivel educativo sin hablar de cambio. Cambio que algunas veces, aunque no siempre, tienen que ver con la sociedad de la información, como explica J. Majó (1999). El cambio es un nuevo concepto organizador de la realidad y de los procesos escolares como no escolares que tienen lugar en la formación. Vivimos momentos de cambios turbulentos promovidos por el avance incesante de las nuevas tecnologías, por las telecomunicaciones, por las demandas sociales y laborales, por los avances científicos, etc.


 

En un trabajo de , Sternberg y Lubart observan con preocupación que la mayoría de las personas piensan que la creatividad es una cualidad reservada a unos pocos elegidos..., generalmente aquellos que trabajan en áreas artísticas como la música, la escultura o la pintura. Se puede encontrar un ejemplo de estas concepciones en las imágenes que se evocan cuando se quiere hacer referencia a personas creativas. Estas imágenes refieren a personalidades como Einstein, Picasso, Galileo, tal vez Mozart o Beethoven; pocas veces se piensa en Gandhi, Julio Boca, Los Beatles o Virginia Woolf y es mucho menos usual que se incluya en esa categoría o se le adjudique alguna de esas cualidades a mecánicos de autos, cirujanos, albañiles, como tampoco a los muchos teóricos y científicos que desarrollan silenciosamente tareas relevantes y creativas.

Entendemos por formación, el proceso permanente de adquisición, estructuración y reestructuración de conductas (conocimientos, habilidades, valores) para el desempeño de una determinada función; en este caso, la docente. Tradicionalmente, se otorgo el monopolio de la misma a la formación inicial. Pero la modelación de las prácticas y del pensamiento, así como la instrumentación de estrategias de acción técnico-profesionales operan desde la trayectoria escolar del futuro docente, ya que a través del tránsito por diversos niveles educativos el sujeto interioriza modelos de aprendizaje y rutinas escolares que se actualizan cuando se enfrenta ante situaciones donde debe asumir el rol de profesor.

Asimismo, es sabido que actúa eficientemente la socialización laboral, dado que los docentes principiantes o novatos adquieren en las instituciones educativas las herramientas necesarias para afrontar la complejidad de las prácticas cotidianas.

Esta afirmación se funda en dos razones: la primera, la formación inicial no prevé muchos de los problemas de la práctica diaria; la segunda, los diversos influjos de los ámbitos laborales diluyen, en buena medida, el impacto de la formación inicial. En tal sentido, las instituciones educativas mismas donde el docente se inserta a trabajar se constituyen también en formadoras, modelando sus formas de pensar, percibir y actuar, garantizando la regularidad de las prácticas y su continuidad a través del tiempo. Por ello, nos referimos también muy especialmente a la formación docente continua, la que se lleva a cabo en servicio, a lo largo de toda la carrera, de toda la práctica docente, y debe tomar a esa misma práctica como eje formativo estructurante.

Dicha práctica docente puede entenderse como una acción institucionalizada y cuya existencia es previa a su asunción por un profesor singular. Frecuentemente se concibe la práctica docente como la acción que se desarrolla en el aula y, dentro de ella, con especial referencia al proceso de enseñar. Si bien este es uno de los ejes básicos de la acción docente, el concepto de práctica alcanza también otras dimensiones: la práctica institucional global y sus nexos insoslayables con el conjunto de la práctica social del docente. En este nivel se ubica la potencialidad de la docencia para la transformación social y la democratización de la escuela. El mundo de las prácticas permite revisar los mecanismos capilares de la reproducción social y el papel directo o indirecto del docente critico en la conformación de los productos sociales de la escuela. En tal sentido, es claro que existe una fuerte interacción entre práctica docente, institución escolar y contexto ya que la estructura global del puesto de trabajo condiciona las funciones didácticas que se ejercen dentro del mismo.


 

De 1 libro rígido, a miles de libros personalizados y dinámicos. De una relación 1-a-Muchos, pasamos a una relación Muchos-a-Muchos.


 

Conclusiones

Educar en la creatividad es educar para el cambio y formar personas ricas en originalidad, flexibilidad, visión futura, iniciativa, confianza, amantes de los riesgos y listas para afrontar los obstáculos y problemas que se les van presentado en su vida escolar y cotidiana, además de ofrecerles herramientas para la innovación.

Los seres humanos colaboran entre sí desde hace miles de años para alcanzar diferentes objetivos, pero hoy Internet y otros avances tecnológicos hacen realidad los pronósticos de algunos visionarios.

Las tecnologías de la información y comunicaciones (TICs) permiten acceder, crear y gestionar información y conocimiento desde cada rincón del planeta de manera sumamente simple y eficiente, rompiendo además, con todas las barreras geográficas y temporales.

Tim Berners-Lee el creador de la Web, desarrolla en 1996 el concepto de "intercreatividad" como la suma de dos palabras asociadas al fenómeno evolutivo de Internet: interactividad más creatividad. Para explicar esta idea Berners-Lee señala: "Deberíamos ser capaces no sólo de encontrar cualquier tipo de documento en la Web, sino también de crear cualquier clase de documento fácilmente. Deberíamos no sólo poder interactuar con otras personas, sino crear con otras personas. intercreatividad es el proceso de hacer cosas o resolver problemas juntos".

"Al explotar las tecnologías de la información y la comunicación, el colaboratorio permite a los investigadores trabajar juntos en un mismo proyecto, aunque se hallen muy lejos unos de otros". El concepto de colaboratorio, fue acuñado por Koichiro Matsuura cuando ocupaba el cargo de Director General de la UNESCO.


 

Bibliografía

Borthwick, Graciela. (1982) Hacia una Educación Creativa – Editorial Fundamentos, Madrid

Dadamia, Oscar Miguel (2001) Educación y Creatividad – Magisterio del Río de la Plata, Buenos Aires

Declaración de Ciudad del Cabo para la Educación Abierta. (2007). Cape Town

Flores Velazco, Marco Hernán (comp.) (2004) Creatividad y Educación – Alfaomega, Lima

García Ramis, Lisardo J. (2004) La Creatividad en la Educación – Editorial Pueblo y Educación, La Habana

Marín Ibañez, Ricardo. (1974) La Creatividad en la Educación – Editorial Kapelusz, Buenos Aires

Rodriguez, Antonio (compilador) (2001) Creatividad y Sociedad – Editorial Octaedro, Barcelona


 


 

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